martes, 15 de febrero de 2011

Sin eufemismos: inició la privatización de la educación

Por Efraín Moreno Arciniega

La mentira más común es aquella con la

que el hombre se engaña a sí mismo. Engañar

a los demás es un defecto relativamente vano.

Friedrich Nietzsche

El anuncio del gobierno federal de decretar la deducibilidad del pago de colegiaturas en la educación básica del impuesto sobre la renta se llama sin eufemismos: Privatización de la educación. En lo particular, no me extraña; pero sí me pesa.

No me extraña, porque el Estado interventor y benefactor, como era el caso del estado mexicano post revolucionario, hace mucho fue cuestionado por los países líderes del sistema capitalista.

Al caer el muro de Berlín, dicho cuestionamiento se alza en el mundo como la visión triunfante y hegemónica: a partir de ese entonces, las leyes del capitalismo han regido todas las relaciones entre los países del mundo.

El Consenso Washington impulsado por las grandes potencias económicas del mundo, derivado de ese triunfo de las leyes del capital, sustentó la promoción, en la mayoría de los países, de reformas estructurales basadas en las leyes del mercado que fueron debilitando paulatinamente al Estado interventor.

En México, como en otros países, dichas reformas se reflejaron con la venta de empresas paraestatales; con la firma del TLC con los EE.UU; con la incorporación del país al OMC; y con la reducción de los impuestos arancelarios.

El Consenso Washington también demandó a los países reorientar el gasto en los rubros de educación y salud; que no era otra cosa, que la que el estado se desligara de estos servicios, dejándoles a los particulares y las leyes del mercado estos servicios; demandando de los mismos, únicamente intervenir para apoyar en lo básico a los sectores poblacionales mayormente marginados.

México, por razones políticas e ideológicas, había resistido a este último embate. El espíritu de la revolución del 10 y del constituyente del 17 lo frenaba.

Sin embargo, el decreto sobre la deducibilidad de impuestos por pago de colegiaturas del ISR, nos hace ver que ese espíritu empieza a declinar; poco a poco, a partir de mediados de los 80 se va construyendo un país muy distinto al que conformaron los gobiernos emanados de la revolución del 10.

Sin duda que esta visión del Consenso Washington y del imperio de las leyes del mercado, tuvo y tiene muchos seguidores en el mundo y en México.

En la educación por ejemplo, la exigencia de amplios sectores de la población de la libertad de enseñanza, es un ejemplo de la coincidencia con la visión descrita. Misma que ha sido sostenida por el clero católico, por amplios sectores de las clases medias y por los grupos de derecha en los que está incluido el PAN, que es el partido que hoy gobierna a México.

Rebatir la tesis de la libertad de enseñanza en un país como el nuestro de una gran tradición liberal, no es fácil. Si algo caracteriza a la tradición liberal es la lucha permanente por la libertad de los hombres para decidir sobre sus vidas. Y el hecho de que el ciudadano exija al Estado el derecho de educar a sus hijos de acuerdo a su forma de ver el mundo como padre, es algo propio e intrínseco de una sociedad liberal como la nuestro; porque ello constituye un derecho inalienable de los ciudadanos de este tipo de naciones.

Sabiamente el estado mexicano había superado esta contradicción con la institucionalización de la enseñanza privada.

Otro factor, que se suma a los dos anteriores descritos, y que también ha influido para que hoy el actual gobierno federal esté dando un paso importante hacia la privatización de la educación en México, es sin duda los malos resultados que el proyecto de la escuela pública presenta a la sociedad.

Es claro, que mucho de lo mismo, es responsabilidad del propio Estado al no poder cumplir cabalmente con lo establecido por el precepto constitucional del artículo tercero, tal vez por incapacidad financiera o por perversidad política o ambas cosas.

Pero también es claro, que mucho de esos malos resultados que hoy presenta la escuela pública, también se debe a la falta de compromiso e incapacidad manifiesta de muchos de quienes debieron y deberían estarla defendiendo por encima de todo: sus funcionarios, los maestros y su organización sindical.

A este respecto, ni siquiera vale la pena recontar hechos, todos sabemos a qué nos referimos.

Con el paso que hoy se está dando de parte del gobierno federal, en el sentido de fortalecer la privatización de la educación en México, la posibilidad de construirles una vida mejor a muchos niños y niñas que hoy viven en la más lacerante de las miserias se reduce más y más.

El modelo chileno, de entregarles el dinero a los padres para que ellos decidieran la escuela en la que querían que sus hijos se inscribieran; hoy el gobierno mexicano lo ha superado de manera más inteligente: no sólo le entrega el dinero a los padres, sino que, con su propuesta de deducibilidad ampliará la base de recaudación de muchos que hoy no pagan impuestos; es una pena que este dinero no vaya a ser para la escuela pública.

Para muchos funcionarios y maestros, que alguna vez me escucharon respecto de la necesidad de fortalecer la escuela pública, por los riesgos, que como el presente, se estaban viniendo; y que lo vieron como un discurso lejano y que nunca hicieron nada por la misma, les digo: nuestro vaticinio, lamentablemente se está cumpliendo.

Ahora, a los mismos les pronostico: mucho del paraíso económico que nos ha brindado hasta ahora la escuela pública, también se enrarece.

Esta decisión, hará sin duda un país más inequitativo del que hoy tenemos; por ello, la misma, como demócrata me pesa.

Círculo de lectura “La Tenebra”

Tepic, Nayarit, México.


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