sábado, 28 de agosto de 2010

Los Padres: Asambleas y Lecturas

Los padres: asambleas y lecturas
Miércoles 25 de agosto de 2010.
Ésta es la primera semana del ciclo escolar de educación básica. Se mezclan, en altas proporciones y como compuesto inestable, la ilusión, la incertidumbre, la premura. Padres y madres han estado, en las últimas semanas, animando, exhortando,sermoneando y preparando a sus retoños para el despegue. Y después, ¿qué? En todo inicio es común la confusión logística: ésta no es la mejor ruta -el tráfico, los otros papás inconscientes de la civilidad a la hora de dejar a sus niños en la puerta; ésta no era la medida de los tenis; éste no es el largo de la falda; éste no es el libro que pidieron; ésta no es la mejor rutina de baño/desayuno/salida.

Se necesita una buena dosis de serenidad, perseverancia y optimismo, y la cosa se equilibra en cuestión de diez o doce días. Los papás novatos destilan emoción y torpeza; parece que dejan a sus hijos en la puerta del transbordador espacial y quieren asegurarse de que ya hicieron todo lo posible por minimizar los peligros interestelares; los papás experimentados usan un suplemento de paciencia y bordean con sabiduría a sus bisoños congéneres o los aleccionan con una mezcla de severidad y compasión.

Y después, ¿qué? Ya compraste, ya preparaste, ya la o lo llevaste. ¿Aquí se acabó lo que los padres pueden hacer por la educación de sus hijos? Obviamente, no. Y no sólo me refiero a la educación informal, pero decisiva, que se brinda con la convivencia cotidiana: nuestra educación sentimental, a la decisión ética y a las pautas de convivencia se dan prevalentemente en la casa.

Me refiero al aporte que los padres pueden y deben dar al logro escolar de sus hijas e hijos. Este ciclo escolar facilita dos promesas, pero plantea otros tantos retos. La primera es que se están explícitamente reactivando los Consejos Escolares de Participación Social (CEPS). Se trata de que cada escuela de educación básica del país cuente con un equipo de personas que impulse la calidad educativa y la rendición de cuentas escuela por escuela. Por ley, la mayoría debe corresponder a los padres y madres de familia. No es sencillo, en estas épocas en las que buscar el sustento toma prácticamente todo el tiempo de los adultos y todos vuelven a casa tras jornadas agotadoras, suponer que se desbordará el número de voluntarios para fungir como consejeros.

Pero aquí hay un factor básico que hay que entender: la Comunidad Educativa somos todos, y siempre cada padre y madre forma parte plena y legítima de la Asamblea. Así que lo importante de los CEPS no es su protagonismo, sino su servicio: apoyarán el proceso de la escuela e informarán a la Asamblea. Así que no le ponga pretextos, porque las fechas son tres para todos: la Primera Asamblea, para elegir a los consejeros, en septiembre; la Segunda, en noviembre, para conocer el plan de trabajo del Consejo y ser informados sobre los dineros que aportan las instancias oficiales y, en su caso, los propios padres; la Tercera, en junio, para conocer los resultados escolares.

Si queremos que nuestros hijos sean parte de una verdadera democracia, no nos alejemos de las oportunidades de intervenir en la marcha de la escuela. Las escuelas son nuestras y necesitan de nuestro apoyo y de nuestra exigencia; el primer paso necesario para hacerla propia es conocerla, habitarla. Los cargos sin representatividad se pervierten, pero si no nos importa lo que hacen nuestros representantes, ni siquiera en el contexto de escuela, ¿qué cambio podemos esperar?

La segunda oportunidad está relacionada con la lectura. Está por anunciarse un programa de fomento a la lectura que apoye la fluidez y la comprensión a todo lo largo de la educación básica. Es un programa oficial, pero se verá acompañado por un compromiso de organizaciones de la sociedad civil. Pero tendrá poco fruto si se queda en los muros de la escuela. A la mayoría de los papás, especialmente a los varones, les da "oso" leerles a sus hijos en voz alta. "Porque no tengo tiempo", se justifican. ¿No le regalaría usted diez o quince minutos diarios a su propia hija, sabiendo que la lectura en voz alta tiene un efecto exponencial en su desarrollo intelectual? ¿Aburrido? Los países de la imaginación siguen casi vírgenes e inexplorados; hay tanto para leer que emociona, que conmueve, que contagia.

Vaya a la Asamblea y lea con sus hijos; si quiere tener autoridad para pedirle a los chicos que hagan su tarea, no deje usted de hacer la que le corresponde.

David Calderón
Mexicanos Primero