martes, 15 de febrero de 2011

Los taches de las colegiaturas deducibles

Cubículo Estratégico

Carlos Mota

Bu
  • 2011-02-15•Al Frente

En el condado de Greenwich, Connecticut, uno de los más ricos del mundo, a 35 minutos al norte de Manhattan, las familias de mayor poder adquisitivo pelean porque su casa se ubique dentro de ciertos distritos escolares de educación pública. ¿La razón? Las primarias públicas de la zona se encuentran entre las mejores de Estados Unidos. Los ricos entre los ricos prefieren la educación que provee el Estado.

En los países desarrollados la educación pública es la mejor de todas. Nadie lo disputa. Ir a una escuela privada llega a ser una excentricidad de los nuevos ricos.

En México la educación pública básica es mayoritariamente mediocre. Es tan mala que los hijos de los presidentes, secretarios, subsecretarios, directores y hasta jefes de departamento de la administración pública la evitan a toda costa. Es como ir a un restaurante cuyo chef prefiere comer enfrente, en lugar de degustar lo que produce su propia cocina.

Ayer el presidente Calderón anunció algo que a muchos pone felices, la deducibilidad fiscal de las colegiaturas hasta el límite equivalente al promedio del costo al Estado de la educación pública por alumno. Era un largo anhelo de la clase media alta. En teoría es una buena noticia, pero podemos identificar algunos taches:

El primero es que el Estado está claudicando explícitamente a la posibilidad futura de crear un sistema de educación básica competitivo, que dé la pelea a las escuelas privadas. En el futuro, de entre las familias que puedan pagar ¿quién va a querer inscribir a sus hijos a una escuela pública si además ahora puede deducir las colegiaturas?

El segundo es que el gobierno no le cobra la factura de la mala educación pública al sindicato de maestros de la señora Elba Esther. Por el contrario, ¡el Presidente dijo que el costo fiscal será absorbido con “ahorros”! ¿No había llegado la hora de decirle a la señora que el costo de lo malogrado lo tiene que pagar su sindicato?

El tercero es que la brecha social se ampliará. La sociedad mexicana, clasista como es, tendrá incentivos para pagar incluso una colegiatura más cara, acentuando las diferencias de percepción entre los chicos sobre lo que significa ir a una escuela pública y a una privada.

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